Cultivo y cuidado de las lilas

Las lilas pueden cultivarse en primavera. Las semillas se plantan en una mezcla de tierra y arena al abrigo de las inclemencias meteorológicas, y cuando el tamaño de la planta sea lo suficientemente grande (8 a 10 cm.) ya podremos trasplantarla a una maceta más grande.

La plantación definitiva de las lilas en la tierra es recomendable hacerla en otoño o a principios de la primavera. Poco exigente, las lilas soportan casi todo tipo de terreno, siempre y cuando éste presente un perfecto drenaje. Y es como habrás visto las lilas no solo crecen en los jardines, sino que también podemos encontrarlas en matorrales y en la maleza.

Eso sí, su floración siempre será más abundante si las plantamos en un suelo rico y nutritivo. Por ello es conveniente que en la plantación apliquemos una pequeña dosis de abono extra. Igualmente florecerá más alegremente si la exponemos a pleno sol, aunque a semisombra también puede crecer.

Aunque es una planta resistente que soporta todo tipo de climas, las lilas crecen más floridas si están en una zona en la que tienen un invierno frío.

Si hablamos de los cuidados de las lilas, a principios de primavera debemos aportarles un extra de abono para impulsar su floración. Pero antes de hacer este aporte extra debemos cuidar bien el suelo en el que están plantadas, limpiándolo de malas hierbas.

El florecer de las lilas se da en las ramas viejas, por lo que desde aquí te aconsejamos que no las podes. De hacerlo la planta creará ramas vegetativas muy rápidamente para restaurar las que faltan, pero éstas crecerán sin flores. Y no verás aparecer nuevas flores hasta varios años después de la poda. Eso sí, las ramas muertas y los retoños si debes cortarlos.

No son plantas que resistan bien la sequía, por lo que debes regarlas de dos a tres veces por semana. De todas maneras, si la temperatura es demasiado calurosa y ves el manto seco, puedes regarlas incluso con mayor frecuencia.

Cuando se produzca la floración debes echarle un vistazo a la planta y cuidarla eliminando las flores secas o marchitas, y también las ramas muertas y envejecidas. 

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